El contrato del Lote 56 de Camisea se firmó en el 2004. El objetivo declarado era la exportación de las reservas de gas natural que la Shell encontró en el 2000, pero que no pudo explotar y, por ello, revirtieron gratis al Estado.
Shell abandonó las reservas de 2.75 billones de pies cúbicos (bpc) porque esa cantidad no justificaba la construcción de un gasoducto a la costa (1). ¿Y por qué Shell no utilizó el gasoducto del Consorcio Camisea, que estaba en plena construcción? Porque ese gasoducto tiene una cláusula de exclusividad por un plazo de 10 años, por lo que ningún inversionista nuevo tenía libre acceso (“open access”) a ese gasoducto.
Para adjudicar el Lote 56, Perupetro llevó a cabo un “concurso por invitación” a 4 empresas: Occidental de EEUU, TotalfinaElf de Francia, Repsol de España y el Consorcio Camisea del Lote 88 (Hunt Oil, Pluspetrol, SK y Sonatrach). ¿Qué sucedió? Que los tres primeros invitados miraron el asunto y dijeron “gracias, pero no”, con los mismos argumentos de Shell. Así, la mesa quedó servida para el consorcio Camisea, como era lógico. Si alguien piensa que el “concurso por invitación” fue una farsa, lo más probable es que no esté equivocado.
En la negociación, Perupetro no le exigió al contratista ningún requisito de inversión para que busque nuevas reservas de gas, ya sea en el mismo Lote o en algún lote vecino. Nada. Lo que quiere decir que solo tenía que desarrollar las reservas probadas ya descubiertas (por las cuales no invirtió un centavo) y llevárselas a México. Increíble. Más increíble es que, como a Perú LNG le faltaban reservas para exportar, buscó cambiar la legislación para poder exportar el gas del Lote 88. Y lo consiguió.
Ahora bien, si la prioridad en el uso del gas es el abastecimiento del mercado interno, como dijo Alan García en su mensaje, ¿de dónde podría obtener gas para exportar el consorcio Perú LNG? Pues del Lote 57, de Repsol y Burlington, donde ya se han descubierto reservas de 2 bpc y que está “al costadito” de los Lotes 88 y 56. Repsol no tendría ningún problema porque ellos son los comercializadores del gas.
En efecto, el Consorcio Camisea produce el gas y se lo vende a Perú LNG (formado por Hunt Oil, 50%; SK, 20%; Repsol, 20%; y Marubeni, 10%), que lo licuefacta en Pampa Melchorita. Luego, Perú LNG le vende ese gas a Repsol, que se ocupa de todo el negocio exportador a México.
El gas y los líquidos del gas natural del Lote 57 pagan una regalía de 5% (que puede aumentar hasta el 20%, de acuerdo con la cantidad producida), a diferencia de los Lotes 88 y 56, que tienen una regalía del 37%. ¿Por qué regalías tan pequeñas y que no tienen una cláusula que las haga aumentar a medida que lo hace el precio del gas y el petróleo en el mercado internacional, como se hace en todo el mundo? Porque estamos en el Perú, pues. La Contraloría ha cuestionado este aspecto; veremos en qué queda eso.
¿De dónde más podría salir el gas para la exportación? Pues del Lote 58 y del Lote 76, si es que Petrobras y el consorcio Repsol-Hunt Oil lo encuentran gas. Petrobrás va a perforar su primer pozo exploratorio este año, pero del Lote 76 hay pocas noticias (y poca inversión).
Esperemos que los inversionistas tengan suerte y encuentren gas, porque las reservas del Lote 88 y 56, que nos regaló la Shell, deben quedar para el mercado interno. Eso es lo que pensamos, mas no sabemos qué sucederá, porque no conocemos lo que está negociando el ministro con los diferentes consorcios. Hay que abrir, ya, la puerta de la transparencia.
(1) Ahora se sabe, por el informe Gaffney Cline, que las reservas solo son 1.94 bpc.